Sección patrocinada por sección patrocinada

Psicópatas de cine (III)

Freddie Krueger: que viene el hombre del saco

Fusionar el mundo real y el de los sueños como delirios oníricos es el gran hallazgo de "Pesadilla en Elm Street", cinta novedosa desde su estreno en 1984

Freddy Krueger
Wes Craven creó a Freddy Krueger (interpretado por Robert Englund) con la cara quemada y un jersey de rayas rojas y verdesLa Razón

En 2003, el American Film Institute presentó la lista de los cincuenta «Héroes y Villanos» del cine estadounidense. El primer Villano no podía ser otro que Hannibal Lecter, que había desbancado a Norman Bates en popularidad y maldad, relegándolo al segundo puesto. Por entonces, Freddy Krueger aparecía en el número cuarenta. Con los años, la popularidad de Freddy ha escalado puestos hasta convertirse en uno de los más admirados psicópatas del cine. Este personaje ha renovado la mitología del cine fantástico, y junto a Darth Vader compiten con «Ghostface» como disfraces preferidos de Halloween.

A todos estos psicópatas del cine fantástico, les une una irreprimible pulsión asesina y el triunfo de una iconografía pop tan reconocible a primera vista como parodiable. Sus máscaras y exagerada maldad encierran la paradoja de que, a la vez que infunden miedo cerval, son los villanos de ficción más queridos y admirados por el público. Los héroes o heroínas que los combaten han sido relegados al olvido. ¿Quién recuerda hoy a Nayland Smith, arrinconado por su exuberante Némesis Fu Manchú?

La iconografía de la monstruosidad pop en el cine la marcan unos pocos rasgos distintivos envueltos en un buen disfraz. El mandarín Fu Manchú viste un hanfú chino, lleva un gorro coolie sobre la calva, largos bigotes caídos y dos uñas metálicas asesinas. El villano es el núcleo de un buen filme de terror.

La popularidad de este asesino ha ido escalando, siendo uno de los más admirados

Freddy Krueger fue creado por Wes Craven como un personaje de Gran Guiñol, con la cara quemada, un sombrero de ala marrón y un jersey de rayas rojas y verdes. En su mano derecha, lleva un guantelete metálico con cuatro afiladas cuchillas. El disfraz modernizado de los fantasmas que acechan en las pesadillas infantiles. El «bogeyman» o el hombre del saco español del folclore y los mitos del cine fantástico.

La genialidad de Wes Craven fue colocar a estas criaturas demoníacas que pueblan las pesadillas infantiles en un nuevo espacio donde el psicópata acecha y asesina a sus víctimas en la inconsciencia del sueño. Allí habita Freddy, emboscado en los sueños adolescentes para matarlos y vengar su muerte. Hacer indistinguible el mundo real del imaginario es la esencia del relato de terror. Pero fusionar ambos planos en los sueños como pesadillas oníricas es el gran hallazgo de «Pesadilla en Elm Street» (1984). Freddy, el asesino que acecha en los sueños, está dentro de cada uno de los jóvenes que le temen y se duermen. El precio de adormecerse es la muerte. Pero ¿cuánto tiempo puede el cuerpo humano aguantar despierto?

Parece una idea novedosa, y lo es en el cine. Sin embargo, la aterradora figura que puebla los sueños está en el centro del folclore y los cuentos maravillosos condensados en la figura del Arenero o Sandman, que invita a los niños a dormir bajo la amenaza de «¡Que viene el hombre de la arena!».

Un personaje amable (en el folclore celta)

Según el folclore celta, el Arenero es un personaje amable que visita los dormitorios de los niños para esparcirles arena mágica en los ojos e inducirlos al sueño. Sin embargo, en el cuento gótico de E.T.A. Hoffman, «Der Sandmann», es un ser malvado que arranca los ojos de los niños que no quieren dormir echándoles arena hasta hacerlos sangrar y luego se lleva sus ojos para alimentar a sus crías. Freud analiza el cuento en un ensayo para hablar de «los siniestro», resumido en lo familiar vuelto extraño. Aquello que «debiendo haber quedado oculto, se ha manifestado».

En esta tradición de renovación de la figura del Arenero se inscribe la saga de Freddy Krueger. En las primeras películas de «Pesadilla en Elm Street» (1984) es un conserje que vive en el cuarto de calderas y ha asesinado a una docena de niños; en otras es un pederasta abusador. Cuando los niños aparecen asesinados, sus padres incendian el sótano donde vive y lo queman vivo. La venganza de Freddie será convertirse en una pesadilla que se cuela en los sueños de los jóvenes del pueblecito donde viven los padres que lo mataron y acuchillarlos mientras duermen.

El fantasma que asesina en sueños es una ingeniosa variante freudiana del psicópata con cuchillo, muy popular en las décadas anteriores. Añadirle un guantelete con cuatro cuchillos que hace chirriar contra las paredes del cuarto de calderas, entre vapores y jadeos guturales, le otorga un contenido sexual escalofriante. El cuchillo fálico y la rasgadura erótica en el cuerpo de la mujer lo plasmó Hitchcock en la sádica escena de la ducha. El asesino psicosexual Freddy se ha infiltrado en los sueños de los adolescentes como una pesadilla que goza desgarrando las carnes de adolescentes aterrados.