Más allá de los riesgos y la incertidumbre que generó la crisis social en el mercado local, los inversionistas han aprovechado las caídas en los precios de las acciones para tomar y/o aumentar posiciones en las empresas abiertas en bolsa.

Algunos de los actores más activos en esto han sido los denominados insiders trading, controladores, altos ejecutivos y otras figuras relacionadas a las propias compañías. Y todo indica que esta tendencia, que se observó con fuerza los últimos meses de 2019, seguiría en el año que recién comienza.

Lo anterior, ya que el pasado viernes Leonidas Vial, controlador de La Polar, compró más de 48 millones de acciones de la firma por un total de $593,5 millones, donde el precio fue de $12,34 por título. La operación la realizó a través de su sociedad Rentas VC y Cía, una de las dos mediante las que ejerce el control, por lo que dicha firma elevó su participación en la propiedad en 1,33% hasta 26,46%.

El mismo día, su hijo Manuel José Vial adquirió seis millones de títulos del retailer en $73,5 millones a un precio de $12,25 por cada papel. Esta transacción la hizo por medio de su sociedad Inversiones Baguales, con lo que aumentó su presencia en 0,17% hasta un 1%.

De este modo, aprovecharon la fuerte caída que tuvo el precio de la acción desde que estalló la crisis. Desde ese hito hasta el 3 de enero, el IPSA retrocedió 6,8% en pesos, el IGPA 7,6% y La Polar 46%, siendo el segundo descenso más acentuado del período después de Hites (-47%), considerando todos los papeles que componen el índice general.

Además, ocurre en un momento complejo para el retail. Desde hace algún tiempo venía afectado por la irrupción del comercio electrónico y los cambios en las tendencias de consumo de las personas, lo que se vio agravado por la crisis social, donde los locales comerciales han sido uno de los activos más afectados por el vandalismo y los saqueos.

De hecho, esto último fue uno de los principales factores que llevó a que AD Retail decidiera que sus filiales ABCDin y Dijon se acogieran voluntariamente a un proceso de reorganización de activos y pasivos, con el fin de evitar una eventual quiebra. Lo anterior, a su vez, ha generado preocupación en el mercado por el posible efecto contagio que podría generar en el resto de los retailers pequeños y medianos, donde La Polar no logra escapar, sobre todo porque su balance a septiembre no es muy alentador.