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ES-<br />
6 DE JUNIO DEL 2009<br />
32<br />
El flequillo hasta la nariz<br />
tapando el ojo derecho, a<br />
modo de protección frente al<br />
m<strong>un</strong>do, es <strong>un</strong>a de sus señas<br />
Texto María Leach<br />
Fotos Xavier Gómez<br />
Cuando los adultos<br />
detectan <strong>un</strong>a tendencia<br />
entre los jóvenes es que ya<br />
ha pasado a la historia. Es<br />
el caso de los emos, que tal<br />
vez ya no están de moda<br />
pero cuyos herederos,<br />
en forma de fl equillos,<br />
laca y languidez, continúan<br />
llamando la atención<br />
de los padres<br />
BUSCANDO A UN<br />
<strong>EMO</strong><br />
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33 EN FAMILIA<br />
!<br />
Cuando a los padres les llega la noticia de que hay<br />
<strong>un</strong>a nueva moda arrasando entre sus hijos, quiere<br />
decir que ya se está fraguando otra que pronto será<br />
tendencia. Los emos salen ahora a la luz pública. En<br />
teoría, adolescentes tristes, de entre trece y dieciocho<br />
años, solitarios, de rictus abúlico y con aspecto<br />
mortecino. Más reconocibles por su melena lacia<br />
de color negro azabache y sus larguísimos flequillos<br />
a la altura de la nariz. Se los peinan de lado para<br />
taparse el ojo derecho. Esa es su manera de expresar<br />
inconformidad y la barrera que les protege<br />
del m<strong>un</strong>do exterior, <strong>un</strong>a sociedad que les deprime<br />
prof<strong>un</strong>damente. A juego con su estado de ánimo, se<br />
enf<strong>un</strong>dan prendas oscuras y muy ceñidas: pantalón<br />
pitillo, <strong>un</strong>a minúscula camiseta y zapatillas Vans o<br />
Converse All Star. Pero su aspecto siniestro no es<br />
absoluto. Hacen concesiones a <strong>un</strong> color, que puede<br />
ser el blanco, el rosa o el rojo; eso sí, siempre de forma<br />
estudiada y combinándolo con negro. Para este<br />
fin, aprovechan múltiples complementos. Quizá <strong>un</strong><br />
par de muñequeras a rayas rojas y blancas, tres mechas<br />
fucsia en el pelo o <strong>un</strong> cinturón con estampado<br />
de damero. Trabajan su aspecto hasta el último detalle.<br />
Los piercings, chapas, pulseras fluorescentes,<br />
ristras de colgantes y muñequitos-llavero son otras<br />
de sus debilidades.<br />
Chicos y chicas comparten vestuario; tanto los <strong>un</strong>os<br />
como las otros, se maquillan los ojos con ab<strong>un</strong>dante<br />
lápiz de ojos y sombra negra. Su estética resulta tan<br />
andrógina, que muchas veces es difícil distinguir el<br />
sexo al que pertenecen. Tampoco ayuda su extrema<br />
delgadez, <strong>un</strong> reflejo de su afectado modo de pensar<br />
y quizá el motivo por el cual Jack, el esqueleto animado<br />
de la película Pesadilla antes de Navidad, es<br />
<strong>un</strong>o de sus principales iconos.<br />
Los emos escuchan música de estilo emocore y<br />
screamo, dos géneros derivados del hardcore y el<br />
posthardcore, a<strong>un</strong>que también son aficionados a<br />
estos últimos. Para entendernos, todo lo que sean<br />
ritmos rápidos y excitantes, mezclas de p<strong>un</strong>k y<br />
hip-hop con mucha guitarra, batería y letras introspectivas<br />
que versan sobre sentimientos de amor y<br />
muerte. Alg<strong>un</strong>os de sus grupos de referencia son<br />
Silverstein, Jimmy Eat World, Saves the Day y<br />
Dashboard Confessional. Cuando los emos bailan,<br />
siguen <strong>un</strong> rito particular. Se colocan en corro, con<br />
la cabeza gacha, y mueven los brazos en el aire<br />
simulando <strong>un</strong>a pelea, sin tocarse. De vez en cuando,<br />
alg<strong>un</strong>o emite <strong>un</strong> scream, <strong>un</strong> grito de dolor. Porque<br />
ellos han nacido para sufrir. No tienen sueños ni inquietudes.<br />
No creen en nada. Y así lo hacen saber œ<br />
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6 DE JUNIO DEL 2009<br />
34<br />
œ al m<strong>un</strong>do, en especial a través de su fotolog, su<br />
MySpace o colgando vídeos en YouTube. Internet<br />
es el lugar donde más se regodean haciendo apología<br />
de su sombrío estilo de vida.<br />
Uno de los aspectos más controvertidos con los<br />
que se relaciona a los emos (seguimos con la teoría)<br />
es el de las prácticas oscuras. Tienen la arriesgada<br />
costumbre de hacerse cortes en la piel, sobre todo<br />
en la zona de los brazos, que luego ocultan bajo<br />
brazaletes y muñequeras. Les gusta juguetear con<br />
la idea del suicidio. A<strong>un</strong>que en principio no tienen<br />
intención de perpetrar sus fantasías, el caso de<br />
Hannah Bond, la adolescente británica ligada a este<br />
movimiento que se ahorcó con <strong>un</strong>a corbata en mayo<br />
del año pasado, disparó todas las alarmas. ¿Son los<br />
emos <strong>un</strong>a tribu altamente tóxica para los jóvenes?<br />
Hasta aquí los rumores, habladurías y leyendas.<br />
Los testimonios de adolescentes recogidos por ES<br />
aseguran que, a la hora de la verdad, no existe nada<br />
de todo eso, que si hay que quedarse con algo es con<br />
la parte de la moda y poco más. De la filosofía emo,<br />
todos pasan. Lo que engancha es la forma de vestir.<br />
Por supuesto, conocen de sobra el radicalismo con<br />
el que se relaciona a esta tribu, pero no se cansan de<br />
repetir que ning<strong>un</strong>o de ellos tiene el más mínimo<br />
interés en seguirlo ni en promoverlo. De hecho, y<br />
pese a que la estética les delata, muchos niegan fervientemente<br />
ser emo. Ellos, si son algo, son scenes.<br />
Cualquier adulto diría que son idénticos, pero<br />
resulta no ser así. “Mis padres también se creen que<br />
soy emo. La diferencia es la actitud. Nosotros no<br />
seguimos su personalidad, en realidad, somos <strong>un</strong>os<br />
adictos a la moda”, comenta Maggie, de 16 años.<br />
Hay que dar más de <strong>un</strong> repaso a su aspecto para<br />
empezar a apreciar esos detalles que ellos consideran<br />
cruciales: el peinado de los scenes es más<br />
abultado gracias a los crepados y enormes crestas<br />
que lucen en la coronilla y, a<strong>un</strong>que el flequillo es<br />
norma, se les ven bastante los dos ojos. “No hay que<br />
fiarse del flequillo para identificar a <strong>un</strong> emo, porque<br />
ahora ya lo lleva todo el m<strong>un</strong>do”, advierte Maggie.<br />
También el vestuario de los scenes contiene más notas<br />
de color. Les van los arco iris y los tonos ácidos.<br />
Llevan gafas de sol cuanto más grandes mejor, y en<br />
vez de adorar al esqueleto creado por Tim Burton<br />
se mueren por Hello Kitty. “Yo antes era pija y empecé<br />
a ser scene por Tokio Hotel. Es <strong>un</strong> grupo que<br />
te hace entrar en todo este rollo. De las scene girls<br />
dicen que sólo vivimos para el aspecto físico y que<br />
somos <strong>un</strong>as frescas, pero eso es porque llevamos<br />
siempre shorts o falditas cortas. A mí me da igual lo<br />
que piense la gente”, comenta Andrea, de 15 años.<br />
Al emo auténtico, por lo visto, ahora ya cuesta<br />
mucho encontrarlo. Así lo garantiza Javi, otro scene<br />
quinceañero: “Ya no hay ni la mitad. Tienen muy<br />
mala fama y se llevan fatal con las otras tribus. Se les<br />
acusa de ser <strong>un</strong>os farsantes porque su estilo es <strong>un</strong>a<br />
mezcla del resto de corrientes, cogen <strong>un</strong> poco de los<br />
p<strong>un</strong>ks, de los góticos, de los visual-kei... ”.<br />
Como los scenes, los visual-kei son <strong>un</strong>a fotocopia<br />
de los emos que tampoco debe llevarnos a confusión.<br />
“¡No tienen casi nada en común!”, afirma con<br />
cont<strong>un</strong>dencia Jenny, <strong>un</strong>a visual-kei que acaba de<br />
cumplir los 18. Según relata nuestra joven experta,<br />
se trata de <strong>un</strong> estilo de origen japonés que se ha extendido<br />
como <strong>un</strong>a plaga entre los adolescentes, en<br />
especial las chicas: crestas que desafían la gravedad,<br />
cabellos teñidos de dos colores, maquillajes dramáticos,<br />
falditas de colegiala, medias rotas, camisetas<br />
con estampados infantiles... Las posibilidades se revelan<br />
sorprendentes. “Sigo esta moda porque, si no,<br />
me aburro. Ahora estoy ahorrando para tatuarme<br />
mi inicial en japonés” –declara Jenny.<br />
Ni los scenes ni los visual-keis están asociados<br />
a ning<strong>un</strong>a ideología concreta. Por lo menos de<br />
momento, manda la apariencia y p<strong>un</strong>to. Muchos de<br />
ellos reconocen que empezaron siendo emos, pero<br />
que se cansaron. Emo de verdad, en la pandilla, sólo<br />
queda <strong>un</strong>o. Se llama Kira y pertenece a esta tribu<br />
desde hace ocho meses. “Comencé a leer cosas<br />
sobre los emos por internet y me sentí identificado.<br />
Yo siempre he sido <strong>un</strong>a persona muy emocional,<br />
muestro mis sentimientos abiertamente, sin importarme<br />
el qué dirán. Así que me <strong>un</strong>í”. Para Kira,<br />
<strong>un</strong> emo no sólo expresa su tristeza, sino cualquier<br />
tipo de emoción. La alegría y el amor son igual de<br />
válidas y se quita las muñequeras para demostrar la<br />
veracidad de sus argumentos: “La gente dice muchas<br />
tonterías sobre nosotros porque ni siquiera se<br />
ha informado bien, muy pocos saben lo que somos<br />
realmente. Claro que debe de haber alg<strong>un</strong>o triste<br />
por ahí, pero será el típico adolescente perdido”.<br />
A sus 18 años, a Kira le van los ritmos de todo tipo<br />
menos los comerciales: escucha hardcore, p<strong>un</strong>k,<br />
ska y rock. “Jimmy Eat World, 7 Seconds, Silverstein<br />
y Alesana son mis grupos preferidos. También<br />
toco la guitarra y compongo canciones”, comenta.<br />
Como la mayoría de las tribus urbanas, los emos<br />
nacieron con la música. Durante la década de los<br />
ochenta, se empezó a llamar de esta forma a las<br />
bandas posthardcore surgidas en la escena estado<strong>un</strong>idense.<br />
La propia Wikipedia, no obstante, se<br />
encarga de desvincular este género musical de la<br />
actitud y los patrones estéticos que abanderan los<br />
emos del siglo XXI. Kira lo confirma: “Lo de ahora<br />
es pura apariencia, la música tiene mucha menos<br />
importancia y la ideología ha muerto”.<br />
No sabemos si estas palabras auguran el fi n de los<br />
chicos de aspecto lúgubre, a<strong>un</strong>que sí es cierto que<br />
la deserción se está fraguando. Hartas de ir siempre<br />
de negro, las chicas se han pasado al scene, “<strong>un</strong><br />
plagio de nosotros, pero más superficial”, opina<br />
Kira. ¿La revolución de los emos ya ha pasado<br />
por delante de nuestras narices y no nos hemos<br />
enterado hasta que ha empezado a diluirse? Porque<br />
lo más asombroso no es que <strong>un</strong> adolescente<br />
metamorfosee su personalidad y su vestuario cada<br />
vez que aparece <strong>un</strong>a nueva moda. Lo que resulta<br />
chocante es cómo, viviendo en el mismo m<strong>un</strong>do, el<br />
resto de los mortales descubramos las modas que<br />
siguen los jóvenes tan tarde y, al parecer, con tanto<br />
desfase entre la teoría, misteriosa e incluso glamurosa,<br />
y la práctica, <strong>un</strong>a cruda realidad comercial. s<br />
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35 EN FAMILIA<br />
LOS VISUAL-KEIS<br />
También llamados visualeros<br />
o visuals. A<strong>un</strong>que aquí nos<br />
suene novedoso, el origen del<br />
visual-kei data de los años 80<br />
y 90, cuando en Japón a los<br />
cantantes de p<strong>un</strong>k y heavy<br />
se les comenzó a llamar así<br />
no por su música, sino por<br />
su andrógina y extravagante<br />
pinta sobre el escenario. La<br />
tendencia surgió como respuesta<br />
crítica a los patrones<br />
<strong>un</strong>iformados y conservadores<br />
de la sociedad japonesa,<br />
y aún hoy aboga por la<br />
expresión del individualismo<br />
y la diversidad. Quienes la<br />
siguen muestran <strong>un</strong>a estética<br />
rebelde. De hecho, el término<br />
nipón kei significa estilo, así<br />
que estamos hablando de<br />
<strong>un</strong> movimiento meramente<br />
visual.<br />
El gusto por la mezcla es la<br />
clave. Todo está permitido,<br />
desde los encajes hasta el<br />
látex. Cuanto más estrambótica<br />
sea la combinación de<br />
las prendas y más excesivo el<br />
maquillaje, mejor. De ahí la<br />
gran cantidad de subdivisiones<br />
en las que ha derivado el<br />
visual-kei, como el kote-kote<br />
kei (muy oscuro), elegant<br />
gothic kei (gótico-romántico),<br />
eroguro kei (erótico y<br />
grotesco), oshare kei (alegre y<br />
colorido) o white kei (blanco<br />
y femenino). Pero la última<br />
excentricidad venida de Tokio<br />
son las gothic lolitas. Su fin es<br />
asemejarse a <strong>un</strong>a tenebrosa<br />
muñeca de porcelana: blusas<br />
de encaje, falditas con enaguas,<br />
calcetines largos, lazos<br />
en el pelo, zapatos infantiles...<br />
y crucifijos o ataúdes a<br />
modo de complemento.<br />
Camisa y corbata Sonará<br />
paradójico en <strong>un</strong>a tendencia<br />
alternativa como<br />
es la de los emos, pero<br />
se ha comprado estas<br />
prendas en Zara<br />
Pelo Se lo alisa con <strong>un</strong>a<br />
plancha, lo peina hacia<br />
delante y, para acabar,<br />
rocía toda su melena con<br />
ab<strong>un</strong>dantes dosis de laca<br />
Cinturón y muñequeras<br />
Adquiridos en tiendas<br />
de ropa emo, <strong>un</strong>a de las<br />
más famosas es Kasi Radikal,<br />
que ofrece también<br />
venta online<br />
Zapatillas Deportivas<br />
Converse All Star. Por<br />
supuesto, tenían que ser<br />
de color negro<br />
Pantalones Este pantalón<br />
pitillo negro es de<br />
Kaotiko, <strong>un</strong> conocido<br />
establecimiento entre los<br />
adolescentes especializado<br />
en ropa urbana<br />
Sobre todo las chicas<br />
abandonan el estilo<br />
emo, aburridas del negro<br />
riguroso en su vestimenta<br />
LOS SCENES<br />
Son la tribu urbana emergente<br />
del momento. A<strong>un</strong>que<br />
en el estilo scene (escena<br />
en inglés) cada adolescente<br />
debe buscar su propia<br />
personalidad, se basa en<br />
vestirse tan recargado como<br />
se pueda. Los únicos límites<br />
los pone la imaginación, así<br />
que tri<strong>un</strong>fa el que sea más<br />
original. Cortes de pelo llamativos<br />
con extensiones y tintes<br />
en tonos ácidos; peinados<br />
voluminosos; prendas brillantes<br />
y eléctricas (a poder ser,<br />
customizadas en casa y superpuestas<br />
entre sí); maquillajes<br />
alternativos y muy elaborados;<br />
adornos de toda clase,<br />
como diademas, pendientes,<br />
pulseras, collares, broches...<br />
todos los accesorios posibles<br />
son pocos.<br />
La mayoría de scenes son chi-<br />
cas –conocidas como scene<br />
girls–, ya que se trata de <strong>un</strong><br />
look bastante más femenino,<br />
pero poco a poco ellos<br />
también se suman a esta<br />
tendencia. El pantalón pitillo<br />
es el rey entre los chicos,<br />
quienes suelen adquirirlos en<br />
tiendas de ropa de chica para<br />
poder lucirlos más ceñidos.<br />
Se considera el creador<br />
del estilo scene a Jeffree<br />
Star, <strong>un</strong> cantante, modelo,<br />
maquillador y diseñador de<br />
Los Ángeles que en 2005<br />
revolucionó la red con su<br />
página de MySpace. A través<br />
de esta lanzó el concepto de<br />
scene queen, basado en los<br />
estilismos antes mencionados.<br />
Kiki Kannibal, Dakota<br />
Rose, Audrey Kitching y Zui<br />
Suicide constituyen la nueva<br />
generación de maniquís<br />
surgida de esta tribu de c<strong>un</strong>a<br />
cibernética.<br />
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