“Las mujeres somos más fuertes que la histeria”
La actriz y escritora barranquillera Isabella Santo Domingo dialogó con EL HERALDO sobre el lanzamiento de su nuevo libro: ‘Revivamos nuestra histeria’.
Durante gran parte de la historia, la contribución y logros de las mujeres han sido ignorados o minimizados.
Comprender estas luchas ayuda a reflexionar sobre la importancia de continuar trabajando hacia la igualdad de género en la sociedad. Así lo entendió la actriz y escritora barranquillera Isabella Santo Domingo, quien decidió plasmar estas vicisitudes en su séptima obra literaria.
Revivamos nuestra histeria es el nuevo libro en el que Santo Domingo realiza un recorrido por la experiencia femenina, desde Eva hasta la actualidad, narrada con humor, sarcasmo, ironía y muchos datos históricos a través de 330 páginas que reflejan el homenaje que siempre quiso hacerle al género.
En su anterior entrevista con esta casa editorial, manifestó con orgullo ser descompilada, igual que la mujer barranquillera, aspecto que deja ver en un texto cargado del humor y la irreverencia que la caracterizan.
Conocer la historia de las mujeres también implica revalorizar los saberes y tradiciones que han sido transmitidos de generación en generación, pero que a menudo han sido relegados al ámbito doméstico o privado.
Es por ello que durante su escritura, la actriz se adentra en aquellos hechos que marcaron un antes y después en la comunidad femenina, como que el hecho de que en la antigua Grecia se popularizó el mito de que el útero deambulaba sin rumbo dentro del cuerpo de la mujer y causaba todo tipo de enfermedades, hasta demencia, o que el primer vibrador de la historia tuvo fines terapéuticos, y que el orgasmo era parte de los tratamientos para curar la histeria.
En diálogo con EL HERALDO, la barranquillera explicó los motivos que la impulsaron a ‘revivir la histeria’ a través de la historia.
“Siempre me ha llamado la atención porque la palabra histeria o histérica siempre es utilizada de forma despectiva, casi siempre con las mujeres, pero no es solamente de los hombres hacia las mujeres es un insulto favorito, sino también de las mujeres hacia otras mujeres”.
En su exploración e investigación exhaustiva sobre todos aquellos aspectos propios de la experiencia femenina como la menstruación, la maternidad, la menopausia, la masturbación y las relaciones de pareja, se encontró con datos y detalles sorprendentes.
“Me sorprendió mucho que la palabra histeria tuviera tantos sinónimos o tantas palabras asociadas a la misma que son perfectamente ofensivos. Se tienen que ver con ridícula, loca, tonta, sobreactuada y casi siempre tienen una connotación femenina. La segunda fue que al interesarme por el origen de la palabra histeria, encontré que así le llamaban los griegos al útero”.
Y es que en la antigüedad, en muchas sociedades, las mujeres tenían roles limitados en los que predominaba la procreación y el cuidado del hogar.
“Lo que pretendo con este libro es que sea una conversación honesta con una amiga, y le voy a contar todo lo que yo misma descubrí, de la forma más sencilla y coloquial, más no menos documentada que pude encontrar, porque para que una mujer de verdad pueda decir que es una mujer empoderada, debe conocer su historia, y debe conocer, no desde lo malo, sino desde lo resiliente”.
Con vehemencia, Isabella se autodenomina una feminista más que está convencida de que es la época de las mujeres invencibles. Sin embargo, resalta que nunca ha pretendido estar en guerra con los hombres, sino en contra del patriarcado.
“Este no es un libro en contra de los hombres, este es un libro a favor de las mujeres, y en contra del patriarcado. Sé que muchos hombres, sobre todo después de ver la película Barbie, van a estar histéricos, pero este es un libro que escribí por el momento que está viviendo la mujer en el mundo. Un momento en el que tenemos dos opciones, o nos volvemos las más agresivas, y realmente ya ni nos queremos casar, ni tenemos hijos, o realmente tenemos un poco de compasión y entendemos que hemos sido todos víctimas del patriarcado”.
La portada del libro ilustra a varias mujeres sosteniendo carteles con algunos mensajes. Uno de los más llamativos es el que porta la fallecida pintora mexicana Frida Khalo diciendo: “Si no eres Ken, no pidas Barbie”. Pero, ¿por qué lo hizo y por qué decidió usar como referencia a esta icónica artista?
“Porque una de las historias que siempre me ha llamado la atención es la del amor entre Diego Rivera y Frida Kahlo. Frida Kahlo se debería llamar sufrida Kahlo, porque honestamente esta mujer sufrió demasiado en vida, pero encima de todo se enamora de este genio, porque lo era, este muralista impresionante, súper sociable, una pareja poderosa, porque ambos eran cultos, inteligentes y talentosos, pero el señor honestamente parecía un manatí”.
Si bien, su matrimonio fue apasionado, estuvo cargado de infidelidades y conflictos personales.
“No era agradable físicamente, sino que encima de todo era la cosa más infiel del planeta, que le puso cuernos a la señora Frida hasta con su propia hermana. Entonces, esto para mí es una historia trágica. Si no eres la cosa más divina del planeta, no pidas Barbie en el sentido de: no exijas lo que no está a tu puesto a dar, y ahí me metí con el tema de lo más banal, que es la belleza o el físico, simplemente porque yo me quiero conectar con la gente que se ríe”.
Una fiel defensora de la sororidad, de aquel apoyo mutuo entre mujeres, fomentando la unión, el respeto y la empatía entre ellas. No obstante, esta herramienta poderosa para fomentar la igualdad a veces parece limitada.
“Nos falta dejar de pelear con las otras mujeres por la atención de los hombres, o dejar de pelear con otras mujeres porque quieren más bonita, dejar de pelear por banalidades y de verdad unirnos, pero para cosas buenas, porque el feminismo, la raíz, es un movimiento creado para proteger a las minorías: mujeres, niños, ancianos, animales. No para enfrentarnos entre nosotras, ni para luchar contra los hombres”.
Es el momento crucial para dejar atrás los estereotipos de género, la competencia social y la internalización de roles patriarcales.
“Que realmente seamos poderosas conociéndonos de historia primero, conociendo por qué realmente tenemos derecho a llamarnos empoderadas y para que dejemos de pelear contra los hombres. Que haya menos resentimiento, menos victimización, demostrar que la mujer sí tenemos sentido el humor, que nos podemos reír de nosotras mismas perfectamente, pero ya dejar de sentirnos todo el tiempo atacadas, incluso entre nosotras mismas”.
