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EL MEJOR LUGAR PARA DISFRUTAR EN FAMILIA

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Salitre, la capital montubia del Ecuador, se caracteriza por las bellezas de sus ríos, que se aprovecha para invitar al turista a disfrutar de un día de descanso en sus bien equipados balnearios.

 

La gastronomía criolla es otro de los puntos atractivos de este cantón guayasense, donde se puede probar un delicioso bollo de pescado, humitas de maíz, seco de pato y gallina criolla, caldo de salchicha, la cazuela de camarón o de pescado, además de las torrejas de choclos y la “malarrabia” (dulce de plátano maduro), torta de camote y de fruta de pan, mazamorra, entre otros platos.

 

En este cantón existen cuatro balnearios bien definidos para el turismo en las riberas del río Salitre: Santa Marianita, Pueblo Nuevo, Bocana y Vernaza, ubicados en los alrededores a la cabecera cantonal, con actividades como el paseo en canoa, venta de bebidas y comidas.

 

Un lugar que no se puede dejar pasar es ‘La Molienda’, ubicada en el recinto Guachapelí, que se vuelve ideal para observar el proceso de la caña de azúcar mediante el trapiche artesanal.

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Si quieres conocer este lugar te ofrecemos varias opciones

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DATOS RELEVANTES
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Las parroquias, El Salitre, antes las Ramas; General Cornelio Vernaza, (Dos Esteros; La Victoria (Ñauza)  y últimamente Junquillal, forman el Cantón Francisco Urbina Jado, uno de los mas feraces de la cuenca baja del Guayas y del litoral ecuatoriano.

Perteneció políticamente durante un siglo a Daule, antes fue recinto de Santa Lucia y, en determinada época a Samborondon, queriéndosela anexar a Baba, villa con la cual mantenía el comercio  dada su cercanía a Dos Esteros y a Salitre, no prosperando esta idea, por la intervención  del patricio Don Vicente Piedrahita, que representaba a Guayas en el Parlamento Nacional

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NUESTRA HISTORIA
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Al cantón Salitre se lo conoce como La capital montubia del Ecuador. 

Con relación al nombre Salitre, cuentan sus pobladores que muchos años atrás, en el lugar donde se construyó la iglesia del pueblo, había una laguna de agua salada, a la que llegaba el ganado de distintos lugares para lamer la sal. Como los animales se quedaban en el lugar sin volver a sus respectivos corrales y haciendas, los dueños de las reses decían a sus vaqueros "Vayan al salitre... seguro que allí encontrarán el ganado..." así todos se acostumbraron a llamar al sitio por ese nombre.

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