_
_
_
_
_

Los realismos modernos dominan el arte de entreguerras

Hopper, Solana, Balthus, Derain y Miró figuran en una exposición

La modernidad no es signo de vanguardia. Esta idea atraviesa la exposición Mimesis. Realismos modernos, 1918-1945, que con 145 pinturas explica una nueva idea de arte moderno que no coincide con el de las vanguardias históricas. El arte de entreguerras, con Hopper, Solana, Dix, Balthus, Derain, Miró, De Chirico, forma una realidad del mundo presentada con objetividad y que acaba con una mirada trágica.

El Museo Thyssen-Bornemisza (paseo del Prado, 8, www.museothyssen.org) y la Fundación Caja Madrid (plaza de san Martín, 1, www.fundacioncajamadrid.es) comparten desde ayer y por quinta vez la organización y los espacios de una exposición, planteada por Tomàs Llorens como comisario para desarrollar un arte de entreguerras que busca la objetividad y la realidad. Fue presentado por Guillermo Solana, en su primera actuación pública como conservador-jefe del Thyssen, cargo ocupado por Llorens durante 14 años, como un proyecto personal en donde "los realismos no son la contramodernidad".

El trabajo de Llorens sobre la modernidad presenta un nuevo retorno al orden, según Solana, con una pintura de solidez, una obsesión por la objetividad y amor al oficio. "También presenta un estado de ánimo sombrío de una época sombría, en una atmósfera inquietante, tenebrosa y opresiva". Destacó la presencia de artistas españoles en el contexto internacional, como Solana, Miró y Francesc Domingo.

Llorens sitúa los realismos modernos a partir de la I Guerra Mundial, con un nuevo ambiente cultural por los cambios políticos, económicos y de vida cotidiana del mundo. "La generación de artistas de esta exposición se abría a un mundo nuevo, con unas grandes ganas de cambio, un tiempo nuevo con mayores esperanzas y un cierto optimismo".

La exposición tiene como precedentes, según Llorens, la propuesta de Jean Clair sobre los realismos en el Pompidou de 1983 y su propio proyecto del montaje de Forma, sobre el ideal clásico en el arte moderno, en 2001. Las diferencias están en presentar los realismos como la corriente central de la modernidad -incluye artistas europeos y americanos-, con una red de afinidades entre ellos ("la modernidad es fruto de una conciencia de la historia") y una estructura temática.

El Thyssen inicia el panorama de realismos con naturalezas muertas (Morandi, Casaroti, De Chirico, Ket, Sheeler), los retratos (Derain, Dix, Toorop, Koch, Casaroti) e interiores con figuras (Bellows, Solana, Vallotton) para seguir en Caja Madrid, con la gran ciudad (Beckmann, Foujita, Domingo), los paisajes (Miró, Benton, Orozco, Siqueiros, Orozco) y el artista frente a la historia, con obras de Julio González, Jean Fautrier y John Heartfield. La exposición estará abierta hasta el 8 de enero de 2006 (venta anticipada en El Corte Inglés).

El cuadro <i>Autorretrato</i> (1932-1933), de Charley Toorop, en la exposición.
El cuadro Autorretrato (1932-1933), de Charley Toorop, en la exposición.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_