El mapa político de Chile

Chile, oficialmente República de Chile, es un país dividido en tres zonas geográficas, algo que condiciona su mapa político. La primera, la costa occidental del Cono Sur, tiene un largo de 4.270 kilómetros pero un ancho que varía entre los 445 y los 90 kilómetros; la segunda, el Chile insular, comprende un conjunto de islas de origen volcánico situadas en el Pacífico Sur: las islas Juan Fernández y las Desventuradas, ambas pertenecientes a Sudamérica, además de la isla de Pascua y la de Salas y Gómez —esta última con una superficie de apenas 0,15 kilómetros cuadrados y deshabitada—, en Oceanía; y la tercera, el Territorio Chileno Antártico, la vasta zona de la Antártida cuya soberanía reclama. Sin embargo, Chile es signataria del Tratado Antártico, un acuerdo firmado en Washington en 1959 que en la práctica supuso la congelación indefinida del estatus jurídico de la Antártida.

En cuanto a su organización territorial, la Constitución de 1980 estableció que Chile es un estado unitario cuya administración está descentralizada. Así, en la actualidad el mapa del país se divide en dieciséis regiones, 56 provincias y 346 comunas. La última región en sumarse a la lista fue la de Ñuble, creada en 2018 como una escisión de Biobío.

Sin embargo, lejos de ser una foto fija, el mapa político de Chile ha ido variando a lo largo de los años. Durante la época colonial los españoles dividieron la zona primero en doce corregimientos y luego en solo dos intendencias, Santiago y Concepción. Con la llegada de la independencia a comienzos del siglo XIX, el debate sobre la organización territorial del nuevo país arrancó. Durante los primeros años se mantuvo el modelo español, pero en 1827 se produjo el primer gran cambio con la creación de ocho provincias: Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé.

Tras la guerra civil (1829-1830), la Constitución de 1833 confirmó la división por provincias y poco a poco se fueron sumando nuevas conforme la población crecía y el territorio nacional aumentaba. Es el caso de Llanquihue, Angol y Magallanes, en un inicio territorios de colonización, y Tacna, Tarapacá y Antofagasta, arrebatas a Perú en la Guerra del Pacífico (1879-1884). A finales del siglo XIX, el país ya contaba con 23 provincias.

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Más tarde, en 1928, se aprobó un conjunto de decretos destinados a reducir el número de provincias, pero una década después se habían añadido dos más, sumando 25 en total, un número que se mantendría estable hasta 1974. Las propuestas de modernización y reforma de la división administrativa durante la segunda mitad del siglo XX fueron múltiples, pero ninguna fue llevada a la práctica. Tuvo que ser la Junta Militar que se instauró tras el golpe de Estado de 1973 la que llevara a cabo de forma definitiva la transformación.

Así, en 1974, Chile quedó condensada en doce regiones y un “Área Metropolitana de Santiago”, que en 1976 se convirtió en la Región Metropolitana de Santiago. Al principio estas regiones fueron denominadas con ordinales escritos en números romanos (Región I, Región II, Región III…), pero en 1978 recibieron un nombre propio. Aunque un año después se modificaron los límites regionales y provinciales, la división del país en regiones, provincias y comunas diseñada en 1976 se mantiene en la actualidad. Además, desde 2005, la creación, supresión y denominación de regiones, provincias y comunas, así como la modificación de sus límites y el establecimiento de las capitales, deben acometerse mediante ley orgánica constitucional.

Desde entonces los cambios introducidos en el sistema regional han sido mínimos, con las únicas excepciones del nacimiento de las regiones de Arica y Parinacota y Los Ríos en 2007, y el de Ñuble en 2018, lo que resulta en un total de dieciséis regiones.

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