La actriz, escritora y periodista, autora de “Los caballeros las prefieren brutas”, llega a Ecuador
con su obra, una ‘stand up comedy’ que a través del humor, nos hará reflexionar acerca de las relaciones de pareja. En una entrevista exclusiva, Isabella nos revela con picardía aspectos de su vida y de su percepción sobre la compleja interacción entre hombres y mujeres.

Conversar con Isabella genera una energía especial. Creativa, directa y con un definido sentido del humor, nos transmite de entrada su ilusión por su próxima visita a Ecuador, con el monólogo “Los caballeros las prefieren brutas”, que se presentará el 18 de julio en Quito, en la Casa de la Música, y el 20 de julio en Guayaquil, en el Teatro Sánchez Aguilar.
 

Espontánea y llena de vitalidad, a sus 43 años parece haberlo conseguido todo, aunque ella diga que no. Vive en Miami, junto a su hija Daniela, de 17 años, y junto a su pareja, quien a su vez tiene una niña de 5. Todo funciona como un gran equipo, nos cuenta ella.
 

Amante de la comida árabe y del olor a tierra mojada, pareciera que la armonía ha llegado a la vida de esta mujer frenética. La música es su hobbie; “todavía le saco tiempo y me apasiona dedicar una mañana completa a investigar grupos y buscar canciones nuevas. Me precio de tener una gran discoteca con todo tipo de música”, afirma

Con el viaje a Ecuador en puertas, Isabella conversa con nosotros. Su naturalidad y chispa se mezclan con la madurez de una mujer que con acierto ha sabido sacar partido de su conocimiento y de su intuición, produciendo seis libros, ubicados entre los más vendidos.

 

Regresas a Ecuador con una obra que ha recorrido muchos escenarios, ¿alrededor de 400?
En Colombia, en el Teatro Nacional, tuve 100 funciones el año pasado con este monólogo, que es una recopilación de temas distintos de los seis libros que he publicado. Después presenté esta obra en otros países como Panamá, República Dominicana, Estados Unidos. Ahora tengo invitaciones para Venezuela y Perú. En total llevo más de 500 presentaciones.

 

“Los caballeros las prefieren brutas”, esta obra que vas a presentar en Ecuador ¿qué tiene que cautiva tanto y por qué en el formato ‘stand up comedy’?
La actuación me dio la libertad de hacer las cosas a mi manera, poder escribir mi propio libreto, conectarme de manera más directa con el público, hacer reír, que creo es la sensación más maravillosa. Yo trabajaba en novelas lacrimógenas haciendo de mala, por eso disfruto tener esa oportunidad de hacer reír diciendo: todas hemos sufrido por amor, todas hemos sido patéticas, todas hemos sido envidiosas…

¿Qué sientes cuando el público se ríe contigo?
Es la oportunidad de probarme a mí misma, porque no tienes una segunda oportunidad, no tienes a un director, no tienes el chance de repetir si es que te equivocaste. Te obliga a ser recursiva. Por ejemplo, hay cosas que voy metiendo en cada show, se me ocurren ahí o salen del público.

 

¿No crees que esta interacción intimida al público?
La interacción se limita a las risas, a alguna reacción, no son preguntas ni respuestas, ni subir al escenario, eso no pasa ¡Tranquilos!, yo soy muy respetuosa con el público y voy mucho a su ritmo.

¿De dónde vienen tu humor e irreverencia? ¿Es innato o hubo una intención de cultivarlos?
Yo creo que es innato, tiene mucho que ver con cómo es la familia, cómo mecriaron, dónde nací… yo soy de Barranquilla, de donde es la gente más extrovertida de Colombia. El sentido del humor está presente en todo. Las personas que nacemos cerca del mar tenemos una visión muy distinta de la vida. Mi familia tiene un excelente sentido del humor, realmente valoro mucho el haber salido de una familia donde ningún problema se quedaba en el tintero, donde todo se exponía y de una forma jocosa.

¿Te consideras por todo esto un ícono de rebeldía? Leí por ahí que te ven también como un ícono de la contracultura.
Yo no entiendo de donde sale eso del ícono de contracultura. Honestamente siento que, por circunstancias que no elegí, como el divorcio de mis padres, tuve una forma muy particular de ver las cosas y de tratar de ver el vaso medio lleno. No creo ser un ícono; posiblemente no vivo igual que los demás, y me rehúso a pensar igual a los demás. Creo que el mundo ha evolucionando, fijémonos donde estamos las mujeres en este momento. Hace 100 años no podíamos ni votar, ahora hay mujeres presidentes.

 

Tú hablas en tus textos del machismo por conveniencia, de que nos hacemos las brutas, de que manipulamos ¿cómo funciona este recurso de hacernos las brutas?
No he descubierto el agua tibia, de hecho muchas mujeres lo han venido aplicando con éxito durante siglos. Obviamente no se escapa la bruta-bruta que sí las hay, o las que son demasiado inteligentes en algunas cosas pero para manejar sus asuntos personales no. Y también están las astutas de toda la vida, mujeres que como yo, nos damos cuenta del verdadero privilegio que es ser mujer. El problema es que muchas veces queremos imitar a los hombres en su juego, en su terreno, y creo que el secreto -sobretodo en las relaciones de pareja- está en compartir, no en competir.

 

¿De dónde sacas las conjeturas, análisis y conclusiones sobre las relaciones? ¿qué tipo de estudios hiciste para llegar a las propuestas de estos libros que han sido tan exitosos?
Me he sentado con muchos profesionales de la sicología y siquiatría y he analizado mis propias experiencias, he sido una mujer bastante observadora y me he dado cuenta de que lo que yo he padecido no lo he padecido sola. Básicamente, el tema de la estabilidad emocional nos atañe y nos afecta a todos. Y utilizando como vehículo el humor, me he conectado de una manera espectacular con mis lectores.

 

¿Tú crees que los hombres de hoy están más desorientados ante un nuevo perfil de mujer? de pronto somos más demandantes, queremos cubrir todos los frentes, somos más competitivas…
Los hombres no sólo están desorientados sino que están desesperados. Por ejemplo, los chicos de mi generación -yo ya paso los 40- venían de hogares donde la mamá no trabajaba. Ella hacía el almuerzo, se sentaban a la mesa y tenían otro tipo de dinámica. Ahora las mujeres trabajan y tienen otras metas. Su prioridad ya no es necesariamente tener hijos, casarse. En un estudio hecho en Estados Unidos, que hace poco leí, se estableció que el 53% de las mujeres menores de 27 años ya no creían en el matrimonio.

¿Crees de verdad que algún hombre prefiere una mujer bruta-bruta?
Los hombres son más astutos que algunas mujeres y saben que ellas los están manipulando y se dejan porque no quieren entrar en ninguna disyuntiva ni nada por el estilo. Los hombres tienen esa capacidad, se enfocan en las cosas realmente importantes. El problema somos las mujeres que queremos pelear por todo, lo queremos ganar todo con argumentos, nos complicamos la vida, lo organizamos todo, lo pensamos todo, queremos salirnos con la nuestra, esas son las más brutas de todas. Las astutas son las que posiblemente se quedan tranquilas y dicen que van a pelear por algo que realmente sea importante.

 

Tú mencionabas que hay que fingir todo, no solamente orgasmos, ¿en fingir está el éxito de una relación?
Es una forma jocosa de exponer la astucia que se requiere, tanto de hombres como de mujeres, para poder tener una relación sentimental que progrese, porque al final del día todos tratamos de jalar hacia nuestro lado, de alguna forma es lo que está planteado, porque es una guerra de poderes. El problema es cuando la guerra de poderes pasa a mayores.

 

¿A los 43 años te sientes con una vida plena? ¿qué es lo que te falta hacer a esta edad?
Yo tengo una vida fantástica, podría hacer un recuento de todo lo que ha sido mi vida, todos los países que he visitado, las oportunidades que he tenido para trabajar, para poner en marcha los proyectos que han salido de mi cabeza, proyectos como la creación de la revista Shock y de los premios Shock en Colombia que no existía. Me falta mucho más, yo no he hecho nada todavía; a mí lo que realmente me entusiasma no es llegar a alguna parte, es el proceso de crear y poner a andar algo que se me ocurrió.

 

¿Sabes cómo se siente tu marido al estar junto a una mujer que sabe tanto de hombres?
Bueno no es mi marido aún, no sé si lo será algún día, vivimos juntos, estamos muy estables y felices. Por fortuna tengo un hombre inteligente de verdad, que valora la experiencia. Él disfruta tener esos espacios y tiempo, compartirlos con una persona que le aporta cosas a su vida, no solamente compañía.